Yurakarés, Moxeños y Chimanes conviven en las riberas de los caudalosos ríos Isiboro y Sécure y afluentes tributarios. Sus habitantes, se refugiaron allí arrinconados por el avance de la colonización. Su pronunciamento es tajante: rechazan la fragmentación de su territorio por la cuchilla de una carretera ajena a sus vidas e intereses. ¿Es legítima su defensa? ¿Debe el progreso nacional usurpar el destino de unos pueblos para articular el trían de mercancías? En Asfaltar Bolivia se pronuncian las distintas vertientes de interés: un gobierno ensimismado en un progreso que no admite críticas, campesinos que quieren avanzar tierra adentro y pueblos amazónicos que resisten la embestida en clara desventaja. Una reflexión sobre el mito del progreso.
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