Este proyecto-experimento busca compartir y formar a los chicos de las comunidades en la realización y materialización de sus historias orales en pequeñas piezas audiovisuales. La idea es hacer ver el cine como algo factible, algo realizable por ellos, y que no se limiten por no tener grandes equipos, gran crew, o un guión súper desarrollado o muy intelectual. Los chicos no estudian teorías ni estructuras, solo se empieza a filmar según una idea, y en base a esa idea se descubre las necesidades propias del lenguaje, estética y técnicas propias. El reto es olvidarse de la forma de producción del estatus, de la forma de producción de cine que muchos artistas y muchos cineastas consideran correctas. Es aventurarse a producir el filme a base de una idea, sin guión, sin un gran equipo técnico, y en menos de 1 hora.

Segundo Fuérez