Por una infancia digna, migramos con nuestros derechos

Por Marymar Emilia Vargas Palencia.

“Emilio llegó al Wallmapu, teniendo 13 años. Por primera vez se sintió negro y se atemorizo de serlo, no fue fácil dejar todo. Lo que había aprendido fue quedando en el olvido, ahora debió acostumbrarse al frío y lluvias sin sol.
Un día conoció a Emilew y se hicieron amigos. Eran distintos, ella vivía en el campo, le contó que al principio sólo había aire y su dueño Ngen era un espíritu poderoso que vivía con otros espíritus. Emilio se maravillaba con ella, cada día veía más lejano volver a su casa en el Caribe.
Emilew sentía más cercano los olores y sabores que Emilio y su madre le compartían, ahora ella lo sentía como su hermano”.

Tal vez es un simple relato, pero es la realidad de muchos niños, niñas y adolescentes (NNA) que han llegado con sus historias, sueños y anhelos a este territorio; aquellos que han viajado tan largas distancias y desde diferentes partes del mundo. Algunos luchan por mantener intactos en su memoria los colores, los sabores y las sensaciones con las que empezaron su vida, otros han cedido a la presión de la escuela, el entorno o sencillamente porque es parte de lo que siendo niños se exponen a vivir. Todos y todas sabemos que tanto la infancia como la adolescencia son momentos particularmente difíciles en el crecimiento, en los que somos vulnerables y sensibles a los estímulos del ambiente y las formas en que somos tratados. Tiempo en que la protección y el cuidado debe permear todos los aspectos de la vida.

A los NNA nadie les pregunta si quieren o no emprender un viaje que en ocasiones les llevará por parajes y paisajes que marcarán sus vidas, simplemente son llevados por las circunstancias que empujan a sus familiares a salir y olvidar su entorno. Muchas veces se migra con las manos vacías, otras con una maleta de 23 kilos en las que intentas llevar lo que más puedas, como queriendo abarcar en tan pocos kilos tus vivencias, experiencias, recuerdos y sueños. Pero sobre todo tus esperanzas y también tus derechos, aunque en ocasiones estos sean menospreciados u olvidados por aquellos que están en la obligación de protegerlos y garantizarlos.

Los Estados y organismos internacionales han buscado garantizar estos derechos por medio de tratados y acuerdos que inciden directamente en el modo en que un Estado, en este caso Chile y sus instituciones, deben no solo poner esfuerzos para otorgar condiciones de dignidad, respeto y protección de los derechos humanos, sino también tomar decisiones administrativas y judiciales en base al interés superior del niño. Esto es lo que, desde las organizaciones de la sociedad civil, se ha venido exigiendo. Se ha buscado visibilizar las vulneraciones a los derechos de los NNA que migran, para encontrar soluciones a las condiciones de irregularidad a la que ellos y sus padres son colocados por parte del Estado con sus políticas migratorias. En todos los Estados hay NNA migrantes, por lo que se deben brindar ciertas garantías para resguardar de la mejor manera sus derechos. En base a los siguientes principios: El principio de dignidad, de igualdad y no discriminación, de justicia. Y a derechos como el derecho a expresar su opinión y ser oído/a, el derecho a permanecer con sus padres, cuidadores/s, o adultos significativos, el derecho a ser protegido contra toda forma de abandono y el interés superior del niño y niña.

Esto es, que en todas las decisiones, el interés superior de los niños, niñas y adolescentes es un principio rector que funda el ordenamiento jurídico chileno en todas aquellas materias que los involucran y está reconocido en el artículo 3 de la Convención de los Derechos del Niño.

Sin embargo, estos principios y derechos no siempre son correctamente protegidos o respetados. Podemos ver ejemplificadas estas faltas en las órdenes de expulsión de padres y madres sin consideración alguna de los principios y derechos mencionados. También, lo vemos en cada familia que no puede regularse debido a un decreto ley (DL) migratorio obsoleto, selectivo y burocrático, donde niños, niñas y adolescentes son tratados como adultos, sin consideración a su posición de grupo de especial protección.

Ante estas situaciones, son las organizaciones de la sociedad civil como TRAMA, Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Pro migrantes, Rizoma intercultural y otras, las que se encargan de denunciar, amparar, promocionar, publicar y buscar estrategias de protección de los derechos de los NNA migrantes y de forma conjunta trabajar por una infancia cada día más Digna. Somos los miembros de las organizaciones las que levantamos nuestra voz para decir que nuestros NNA Migrantes son muy importantes y merecen todo el respeto y cuidado que podamos proporcionarles.

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Marymar Emilia Vargas Palencia

Marymar Emilia Vargas Palencia, Nacida en Cartagena de Indias, Abogada especialista en Manejo y Resolución de Conflictos y en Docencia Universitaria, residente en Temuco desde el año 2012, Presidenta de la Agrupación Social Y Cultural Colombianos Por Siempre y Miembro de TRAMA, Tejido Migrante. Desde esa época ha trabajado por la promoción y protección de los DDHH de las personas que migran, en especial de los NNA, mujeres y comunidades afrodescendientes.