Ficwallmapu en congreso por los derechos lingüísticos como derechos humanos

Festival

“Atempa: sueños a orillas del río” (2013), documental dirigido por Edson Caballero Trujillo, fue presentado por Ficwallmapu en el Centro Cultural República de Córdoba en el marco del “Primer Encuentro Internacional: derechos lingüisticos como derechos humanos”. La historia de un niño que desea ser la reina muxe y otras dos relatos nos muestran parte del universo del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, México. Los muxe han sido llamados el “tercer sexo” u “homosexuales”, como una manera de interpretarlos en su identidad sexo-genérica, pero más allá de esas denominaciones, ellos dan cuenta de una existencia que escapa al binario hombre-mujer, como seres sociales con roles y formas establecidas.

A partir del tema central del Festival Internacional de Cine y Artes en Wallmapu, que este año se relaciona con las diversidades afectivas y sexuales en los pueblos originarios, el pasado 27 de marzo se presentó a sala llena «Atempa», documental que motivó la conversación entre los y las asistentes, quienes agradecieron la muestra y comentaron que es importante mirar realidades que no tenemos en cuenta.

Entre los presentes estaba Nicolás, quien señaló: «Hay una forma de colonialismo que es tratar a una cultura con los parámetros de la propia cultura. Por ejemplo, el que hablaran de los muxe como homosexuales muestra que hay un intento de hacerlos calzar en una cultura occidental, en la cultura del español. Y justamente reivindicar las palabras que tienen los propios pueblos originarios para decirse a sí mismos es la clave para respetar y no decir ah, es un pueblo de travesti».

El Primer Encuentro Internacional: derechos lingüisticos como derechos humanos, surge desde la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) como respuesta ante el VIII Congreso de la lengua española, inaugurado por el mismísimo rey de España. «Estamos en contra de cualquier gesto o voluntad colonialista que, a través del disfraz de una celebración inocente de la palabra, borra la diversidad», señaló Sofía de Mauro, una de las organizadoras.

Junto a jóvenes de Córdoba y de muchos lugares que quisieron compartir un momento de cine y de conversación, se unieron los poetas Daniela Catrileo y David Aniñir, quienes alentaron la idea de trabajar sobre las diversidades afectivas y sexuales en los pueblos originarios. Otras poetas que se sumaron a los conversatorios y lecturas poéticas fueron Graciela Huinao, Viviana Ayilef y Liliana Ancalao.

Viviana Ayilef en el Congreso de la lengua española

Compartimos parte de lo dicho por la poeta mapuche de Trelew, como gesto anti colonial de levantar la voz propia en nuestros términos, con nuestra historia y con nuestra memoria:

«Escribimos poesía así como otros sueñan. Como nuestros lonkos reciben en la mansa noche todavía avisos de peligro y trueno. Estoy utilizando metáforas viejas y por dolor conocidas, pero todavía vigentes. Algo de los sueños del gran Moctezuma ha sido recurrente. Escribimos poesía como a nuestros machis les tiembla la piel y les aparece el saber que nos tiene a salvo, tan vivos. Escribimos poesía como cuando la sombra de un árbol se dobla sobre un espacio sagrado al que abraza.

Escribimos poesía como cuando nace un niño. Existe, todavía, ese orden. O con mayor rigor: sobre-existe. Y cada vez que se altera ahí vamos cada uno a restituir desde su lenguaje ese mundo. Pero a nuestros lonkos los procesan. A nuestras machis las reprimen. Al territorio lo cercan y lo condenan a ser de ese modo un espacio sangrado. Con el espacio sagrado sangrado nos desangramos todos. Incluso esos niños que nacen. Sobre esto trata, también, la poesía.

Nos han querido regresar a todos los estereotipos. De todos ellos nos escapamos. Resistimos la imagen del doliente prosternado elegíaco indio casi niño que pide cobijo –una imagen que supo ser, sin embargo, poética-, y la del sedicioso tirador de flechas piedras o de bombas -una imagen activa, de clara raigambre política-. Pero no lloramos: hablamos. Y no atacamos: decimos. Estamos, con nuestros cuerpos enfermos, intoxicados, regados salvajemente por el veneno agrotóxico, o privados del agua por las represas hidroeléctricas o los emprendimientos megamineros; con nuestros espíritus alterados por la construcción oscura y malintencionada que articula el poder desde sus redes virales acerca de lo que es ser hoy mapuche. Queremos compartir un relato desde la poesía sobre lo que triza nuestro corazón, lo que lo mantiene altivo, porque la poesía abreva también en el agua. La poesía permite hablar sobre eso porque nada escapa a su inmenso potencial de acción y de sanación, de decidido amor, si es preciso.

Y si todo eso toca a la poesía es porque lo que parece un asunto económico es para nosotros la trayectoria de un orden sagrado y no se reduce a la matemática. Lo que puede parecer una discusión académica es el ejercicio de la desobediencia epistémica y no cabría en un abstract. Lo que se niega a figurar bajo el rótulo de folklore es la vida, una experiencia que late y que si se detiene es como un detenerse el mundo porque está desgarrado. Si algo de lo que leemos parece un asunto demasiado social es la percepción primaria en la historia del asco, como si tanto dolor pudiera resumirse en alguna palabra. Lo que parece poesía es, como siempre lo entendieron los pueblos originarios de Abya Yala, aquí Latinoamérica, una concepción del lenguaje como una acción bien precisa, subsidiaria de un orden que va a sostenerse más allá de la bala, el garrote, el estigma, la celda, los autos de fe. La poesía como un sencillo acto de fe. Escribimos poesía porque nos ha tocado esta forma concreta de amar y de defendernos».

[Participación en el Panel «Poesía de las lenguas originarias», en el marco del VIII Congreso Internacional de la lengua española (Córdoba, Argentina, 2019), donde Ange Valderrama Cayuman (Ficwallmapu) compartió la mesa con Liliana Ancalao y Graciela Huinao, con la coordinación de Cristian Aliaga]