“Itrofill mongen” y hortaliceras mapuche en Cine en tu ruka
Estamos en tiempos en los que se hace necesaria y urgente una conversación en torno a cómo volvemos hacia un sistema comunitario-colectivo de producción de alimentos, de cuidado y defensa del territorio, de una economía para la vida. Desde Ficwallmapu hemos querido abordar estas preocupaciones desde nuestro quehacer: las comunicaciones, el cine y las artes indígenas desde la mirada de los pueblos originarios.
Conservando el espíritu de nuestras muestras de cine, donde la conversación es lo central de la experiencia, continuamos realizando programaciones de películas ahora en modalidad en línea. El jueves 7 de mayo exhibimos el documental “Itrofill mongen: De todo vivimos” (Diego Olivos, 2018) sobre la lucha por la recuperación del territorio en Tirúa. Al nütramkawün/conversación invitamos a la lamngen Yolanda Yanquitur, quien trabaja vendiendo hortalizas y alimentos en las calles de Temuco y líder del Sindicato de mujeres mapuche hortaliceras Kelluzomowen una de las agrupaciones de mujeres mapuche que mantienen esta tradición ancestral-histórica y a la abogada Violeta Palavicino Cayunao de la organización Abofem Wallmapu, que ha organizado acciones de apoyo a las lamngen.
Itrofill Mongen, la relación con el territorio en tiempos de amenaza
«Itrofill Mongen: De todo vivimos» (Diego Olivos, 26′) es un documental que da cuenta de las acciones que la comunidad de Tirúa realiza para mantener el kimün/conocimiento mapuche en torno a los árboles, plantas, semillas y toda la vegetación que para las personas mapuche es lawen. Itrofill mongen es un concepto complejo, que remite a la existencia de un territorio en el cual la vida se manifiesta de diversas maneras, humana, animal, seres no humanos, vegetal, mineral; todo en una interrelación que permite la reproducción de la vida.
El documental retrata los estragos producidos por uno de los dispositivos del capitalismo colonial en el Wallmapu: la empresa forestal, que con plantaciones de pinos y eucaliptus acaba con los bosques nativos y empobrece la vida del campo. Junto con esto presenciamos las acciones que lawentuchefe de Tirúa y mujeres y hombres de las comunidades realizan para mantener el conocimiento ancestral histórico mapuche a través de la conservación de especies vegetales y de la transmisión de este conocimiento a las generaciones más jóvenes.
Al final del documental es posible leer una dedicatoria a los y las lamngen que fallecieron en el lamentable accidente ocurrido en 2017, en un viaje de retorno desde un encuentro de salud en el que habían participado. Durante la transmisión llegaron los mensajes de cariño hacia el lamngen Prosperino, uno de los protagonistas de la película.
La película conecta con el peligro que presentan las plantaciones forestales, la sequía, pero también las prácticas de las comunidades que mantienen la vida del territorio. Defensa que en la ciudad de Temuco, donde fija su residencia Ficwallmapu, observamos en los procesos de resistencia que un grupo de mujeres mapuche lleva adelante desde hace varios años. Mujeres que con su trabajo sostienen experiencias de soberanía alimentaria, propias de los pueblos originarios.
Hortaliceras mapuche, la fuerza de la soberanía
Yolanda Yanquitur es una de las lamngen que ha sido vocera en el largo proceso de resistencia que las hortaliceras mapuche en Temuco. Desde el sector de Lladquihue, en Labranza, la ñaña compartió con Ficwallmapu y todes quienes se pudieron conectar a la transmisión, para relatarnos la situación que viven estas agricultoras que venden sus productos en el centro de la ciudad y que desde hace diez años deben resistir al intento de las autoridades municipales que buscan sacarlas de su lugar de trabajo.
Yolanda ha sido parte de las mujeres que en la calle ha resistido las lacrimógenas, los golpes, detenciones, cosas que a estas alturas ya son conocidas por la opinión pública. Conversamos con ella a través de un contacto telefónico y nos contó quiénes son este grupo de más de cincuenta mujeres mapuche: “Somos lamngenes de diferentes comunidades, comunas. Trabajamos en el centro de Temuco, empezamos a trabajar hace 18 años atrás más o menos, en nuestros carritos, vendiendo nuestra mercadería, nuestras cosechas. Dentro de esa media hectárea en que vivimos las mujeres mapuche, están nuestras casas y de ahí salen las verduras, las semillas que recolectamos y que seguimos sembrando. Eso es lo que llevamos al centro de Temuco a vender.”
Vender sus productos en la calle ha sido fuente de violencia hacia ellas, sus familias y comunidades: “Por ser hortaliceras y por ser mapuche nos persiguen. Nos han quitado toda la mercadería, nos han dejado detenidas. Muchas veces yo me iba con mi hijo que ahora tiene 22 años, porque en el campo no habían jardines para dejar encargados. Nos han mandado 30, 60 fuerzas especiales en contra de puras mujeres mapuche”.
Pese a un largo proceso de diálogo con las autoridades municipales, todo ha sido infructuoso. Por esto Yolanda dice que están aburridas de conversar, pues no ha habido ninguna solución. Más bien han surgido intentos por sacarlas de sus lugares de trabajo y trasladarlas lejos del centro de la ciudad. Sobre este punto, recordemos que Temuco es la capital regional y está ubicada dentro del Wallmapu, territorio mapuche, lugar que las hortaliceras ocupan para trabajar y como afirma la lamngen “Hace 5 años decidimos instalarnos en el centro de Temuco con nuestra vestimenta y toda nuestra producción, para que entendiera que queremos trabajar en el centro.”
En estos tiempos de Covid, las lamngen guardaron la cuarentena obligatoria con todas las restricciones que eso implica para su economía familiar. Una vez suspendida salieron a trabajar y se encontraron nuevamente con la represión policial y de los inspectores municipales, imágenes que han circulado en la prensa y redes sociales. Sobre esto, Yolanda nos señaló: “El otro día, cuando la cuarentena ya no estaba, fuimos a trabajar y llegó inmediatamente FF.EE a sacarnos, pero las farmacias, el comercio sí funcionaba. Nos detuvieron y se llevaron nuestra mercadería. Fueron tres días: lunes, martes y miércoles. Lo único que quiere el alcalde es sacarnos, no quiere a ningún mapuche en el centro de Temuco.”
Sin embargo, la gente de Temuco también se suma a la lucha por la soberanía de los pueblos, que tienen sus propias formas de producción y valoración de los alimentos. Han surgido campañas para encargar productos por internet, se han acercado organizaciones y personas particulares que incluso han sido multadas por carabineros por comprar los productos del campo, pero el apoyo en vez de decaer, se incrementa. Dice la ñaña “Hemos tenido mucho apoyo de mapuche y no mapuche, porque vendemos cosas orgánicas, sanas, que no tienen ningún tipo de hormonas. La gente que trabaja en la ciudad, quieren todo rápido: arvejas desgranadas, habas desgranadas, cilantro. Les pedimos que nos colaboren, porque ofrecemos verduras sanitas. Agradecemos a la gente que nos ha apoyado, con publicaciones o comprando en la calle. Que nos sigan apoyando”.
Sobre lo que se viene en adelante, y las posibilidades de mantener su trabajo Yolanda Yanquitur señaló: “¿Qué vamos a hacer? Vamos a seguir resistiendo, porque no hay ningún otro lugar donde podemos ir a vender. Yo tengo media hectárea de terreno, más no hay, no puedo ser una gran productora de verduras e ir a vender a la feria porque no me alcanza. Somos pequeñas agricultores, pequeñas campesinas. Las otras lamngen venden tortillas, catuto, mote, harina tostada. Lo que tenemos que hacer es mantener la resistencia”.
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