Pedro es violinista y llegó a este instrumento a través de los grupos mariachis que admiraba en las visitas a su centro religioso. Ahí recibió las primeras instrucciones. Su interés y la destreza en el instrumento creció y la seriedad y la disciplina aplicada lo llevaron a un nivel considerable. Un día un maestro le pidió permiso para subir un video a sus redes sociales. El video causó asombro, ya que es todavía poco común que un niño de una comunidad indígena toque este instrumento. Pedro obtuvo el apoyo de personas generosas para continuar con sus estudios, y en este momento viaja dos veces a la semana a la ciudad de San Cristóbal para poder tomar clases con reconocidos maestros

Elke Franke